Romero Premium Networking confirma la importancia de este rol hoy en día en los negocios.

 

No hace falta ser católico para decir esta frase: Los ángeles existen. Es bien cierto que no son como los de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel con sus alitas y con poca ropa, pero cumplen a rajatabla la misma función: aconsejarnos y llevarnos por el buen camino, pero en esta ocasión, en el mundo de los negocios.

Se les conoce con el nombre de ‘business angels’, y son personas (empresarios, directivos, ahorradores o emprendedores con éxito) evidentemente solventes, desde un punto de vista financiero, que a título personal aportan ‘capital inteligente’; es decir, la suma de su capital económico, sus conocimientos y su red contactos. Así pues, es una persona que se convierte al mismo tiempo en un mecenas y un mentor.

Los business angel son inversores que se dedican a prestar su dinero a iniciativas que están, por lo general, en la fase inicial de desarrollo. Su objetivo es ganar dinero, no hay que engañarse, pero pueden tener además otros intereses no económicos, como el apoyo a determinado tipo de proyectos a los que son afines o las ganas de contagiarse del entusiasmo y de transmitir su propia experiencia, pues algunos se ofrecen como mentores. En principio, su sector favorito es el de la tecnología.

Entre los diferentes tipos de inversión, podemos encontrar el llamado Capital Semilla de un proyecto que pone en marcha un emprendedor o está destinado a una empresa en funcionamiento y que necesite crecer.

La entrada del Business Angel en la empresa le darà una participación en la misma (normalmente por debajo del 50%) y tratará de obtener unos beneficios en un periodo de presencia en la empresa entre 3 y 5 años. Normalmente, el business angel, a través de los planes de negocio de los proyectos, selecciona los que tienen un potencial mayor.

No están establecidos unos límites, pero normalmente el desembolso económico de estos inversores oscila entre los 50.000 y los 300.000 euros en sociedades que presenten perspectivas de crecimiento rápido.

 

También es muy aconsejable que sepas ya los recursos con los que necesitas contar: trabajadores, colaboradores, proveedores… Y que te esfuerces por determinar cuánto puede valer tu empresa, es un requisito imprescindible para poder negociar con un inversor.

Como consejo, ROMERO te dice que, si tienes una idea en mente o un proyecto entre manos, hazte con un ángel de la guarda que te asesore y te respalde. Esa persona será tu padrino y, además de dinero, aportará credibilidad a tu proyecto, acceso a otras fuentes de financiación, contactos, experiencia y conocimientos; aspectos de suma importancia que suponen un impulso de cara al despegue de una empresa.

Cómo presentar la idea de tu negocio/proyecto

En primer lugar debes presentarte con mucho entusiasmo, seguridad en el potencial de la idea y compromiso. Tienen que ver que tú también has puesto toda la carne en el asador porque estás convencido de que el negocio va a dar beneficios. Que sea evidente tu esfuerzo en tiempo y económico.

Conocer con detalle cómo va a ser empleado el capital de inversión es un argumento especialmente convincente. De hecho, es uno de los principales para el inversor. Se trata de exponer los recursos que necesitas y a los que no puedes acceder por falta de capital. Haz cálculos y más cálculos, y que estén siempre bien fundamentados.

Y para finalizar, muestra sinceridad con los puntos débiles de tu proyecto. De lo contrario parecerá que no tienes puestos los pies en la tierra, que pecas de demasiado optimismo. Pero, al mismo tiempo, manifiesta la confianza de que no son aspectos insalvables y que tienes pensado cómo trabajar para hacerles frente.

 

 

 

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