En un mundo donde cada día estamos más conectados vía redes sociales y otros canales poco humanos, más bien lo contrario, reivindicamos el canal más tradicional y más poderoso que es el humano, donde la Confianza se convierte en la energía que le da sentido y vida al mismo.
Hemos iniciado un nuevo año, una nueva década, pero en lo que se refiere a la comunicación entre las personas todo sigue igual: la recomendación de las personas más cercanas sigue siendo el canal más fiable. Claro que ese canal se basa en un concepto tan poderoso como peligroso de adquirir: la confianza, esa acción basada en la experiencia entre personas. Pero creo que este concepto por un lado está en regresión, porque se ha minusvalorado lo que representar confiar en alguien en toda su dimensión (compromiso, lealtad, sinceridad, transparencia, honestidad…), en un primer momento todo es muy fácil, y damos muy rápidamente todas las facilidades para que se asemeje a la confianza en el otro. ¿Por qué? Pues muy simple, nos acomodamos y queremos confiar porque el tiempo es muy valioso y no lo queremos perder haciendo constantes controles y filtros de confianza, así que somos muy laxos -demasiado diría yo-, a la hora de hacer pasar a las personas al círculo de confianza, ese lugar sagrado donde no todo vale, más bien donde SÓLO vale la lealtad más absoluta entre las personas que la confirman.
En los últimos dos años, en Romero hemos sufrido una transformación muy importante en lo que se refiere al círculo de confianza. Y ello ha sido posible gracias a ir priorizando los conceptos del Premium Networking en primer lugar en todos los aspectos de nuestra vida. Reconozco que no ha sido fácil y hemos recibido varios reveses inesperados. Pero ahora, podemos decir sin miedo a contradecirnos, que la travesía del camino hacia el círculo de la confianza ha sido muy duro, pero a su vez desafiante y muy estimulante.
Con tanto impacto lleno de intenciones arbitrarias y banales como es el beneficio rápido, sin esfuerzo y eliminando el mayor número de dificultades; ofrecer un círculo de confianza que, precisamente, se aleja de esos conceptos y más bien son lo opuesto. Encontrar a personas que se rijan por los mismos parámetros que los nuestros, no es sencillo ni rápido encontrarlas. He notado que la gente es muy temeraria. Porque con tal de obtener el resultado final que tiene en mente, es capaz de saltarse todos los pasos del proceso de generación de confianza. Y posteriormente, claro, llegan las decepciones y los lamentos.
Pero , paradógicamente, la confianza no necesariamente necesita un largo periodo de tiempo para que se produzca, pero sin embargo, eso sí, necesita una serie de ejercicios que aporten los ingredientes necesarios para que la confianza aflore como consecuencia de una serie de suma de conceptos.
Transparencia
En Romero hemos intentado des del primer momento transmitir todo lo que decimos y hacemos con la mayor de las transparencias. ¿Cómo?, pues muy simple, diciendo exactamente lo que íbamos a hacer y de qué manera lo íbamos a hacer. No tiene sentido esconder las cosas, no explicar TODO lo que podemos hacer y cómo poderlo hacer. Si queremos acelerar la confianza no hay que guardarse nada de nada.
Honestidad
Y si no decimos las cosas como son para que nuestros partners y amigos, entonces no seríamos nosotros mismos. No concebimos la vida sin la honestidad. Ofrecer consejos, asesoramiento o simplemente productos en los que no creemos absolutamente, nos parece absurdo y además fuera de lugar. Porque el “efecto boomerang” siempre lo tenemos presente, ya que somos de los que creemos que las cosas siempre te vuelven, tanto si has sembrado las buenas como las malas cosas.
Profesionalidad
Lo que más echo de menos hoy en día es encontrar verdaderos profesionales. Que pueden explicarte las cosas tal como son. El tiempo es muy valioso y no se puede desperdiciar. Por ello a nuestros clientes y partners les decimos que el tiempo no tiene precio y que lo que hacemos en Romero es acelerar los procesos para generar los resultados en cuanto antes. Pero ojo, solo podemos guiar y ayudar, y mucho, a que las cosas se aceleren. No obstante, el último paso siempre es suyo.
Compartición
La clave en Romero. La clave en nuestras vidas: compartir. Unir puentes y caminos con otras personas afines. Sin embargo, hay que saber elegir con quién se quiere compartir la vida, los proyectos, los negocios. Sin duda nuestro único consejo es compartir sin esperar nada a cambio, y notar que la otra parte aprecia esa actitud y hace lo mismo hacia nosotros. De esta manera veremos quienes son dignos de compartir en el futuro nuestros proyectos o desafíos.
La suma de estos conceptos hace que alcancemos un alto grado de confianza con las personas que entran en este círculo tan reducido, pero tan valioso. A partir de ahí, preservar este oasis, CADA DÍA, y si es posible implementarlo poco a poco con más personas que piensan así. Porque en la vida, se debe encontrar la felicidad a diario, y no esperar a que sucedan cosas muy de vez en cuando para creer haber encontrado la felicidad, efímera, hasta otra ocasión. Cada día tiene cosas y momentos que transmiten felicidad a uno mismo y a los demás, y cuando lo disfrutas, es más fácil compartir la vida.