Después de un desarrollo iniciado en 2015, la afinidad se ha convertido en la perla más preciada a la hora de escoger a las personas para el Premium Networking
Después de cuatro años -caramba, ya han pasado cuatro años- y pasar la travesía del desierto de la incomprensión inicial, bueno, no seré tan egocéntrico, para creer que ya está todo hecho y la gente ya sabe lo que significa ese concepto, sin embargo, sí puedo decir que, si no se asocia todavía lo que hacemos en Romero, al concepto de Premium Networking, al menos se reconoce que es una filosofía muy novedosa, por llamarla filosofía de vida claro, porque rescata la esencia del ser humano, que son sus valores.
La evolución que hemos sufrido a lo largo de los últimos cuatro años, sobre todo la hemos notado en la relación con las personas, ya sean personas con una relación personal o amistosa, o bien una relación exclusivamente profesional. Las relaciones se han convertido en más humanas, ¿qué quiero decir con esto?, pues que son mucho más cercanas, hay menos ruido en los mensajes entre emisor y receptor, y los resultados son más previsibles para nosotros. Eso es un factor muy importante a tener en cuenta, ya que reducimos y en muchas ocasiones eliminamos por completo riesgos en la comunicación entre las personas que queremos conectar.
Ciertamente, la sensación que te embarga, cuando notas que eres el conector entre una, dos o más personas, es difícilmente describible. Ese rol de conector lleva intrínseco la sensación que una energía (no sabría cómo describirla) se apodera de uno y al compartirla con otras personas, notas la conexión humana con el receptor. Y aunque parece algo místico, y acepto que así sea, las causalidades que se producen posteriormente, te dan la razón a que existe una conexión entre las personas, que podríamos llamarlas sensorialmente semejantes. Nace para mí la afinidad.
Una palabra bellísima, con un significado amplio, no, miento, amplísimo, que transmite todos y cada uno de los atributos que Romero quiere proyectar a la sociedad que le rodea.
No voy a tener la tentación de mirar en internet qué significado tiene esa palabra, o qué ha significado históricamente, porque yo creo en la transformación personal de las cosas y la interpretación arbitraria de la vida, pero eso sí, siempre basada en los ejemplos que la misma te brinda.
Por ello. Para mí, la afinidad es sinónimo de compromiso con uno mismo y los valores que asume tener y reconocer, eso, por un lado, y por el otro, es reconocer lo mismo de uno, en su igual. Esa es la verdadera conexión humana que permite consecuencias tan bonitas como a su vez, excluyentes, los valores humanos tales como la sinceridad, la sensibilidad, la empatía, la responsabilidad, la protección y el compromiso. Podríamos encontrar más consecuencias, siempre cada una de ellas positivas y además sumatorias por lo que respecta a las relaciones humanas. ¿no perciben que es una sensación magnífica y placentera, encontrar iguales y con unos ideales y aspiraciones semejantes? Para los que aún no hayan percibido esa sensación, les diré que se asemeja a la de una aceleración muy rápida, cuando conduces una moto o un coche de gran cilindrada. Todo va mucho más rápido, sin tener que tocar los frenos por precaución, sin tener que en muchas ocasiones que hablar, sólo percibir y asentir. Y, por tanto, la afinidad reduce los tiempos en todo, hasta en lo más difícil de romper por la tradición humana, que las relaciones humanas cuanto más longevas son, más posibilidades tienen de seguir creciendo y perdurar en el tiempo. La afinidad en mi caso, ha roto esa premisa, y ¡puedes encontrar gente afín. hasta en una primera conversación! Ello te permite disfrutar y avanzar mucho más rápido en las relaciones personales.
Es cierto que uno debe estar más atento a los detalles y la simbología, las señales, que se lanzan para ir agregando granitos de afinidad a una relación. Y es que ciertamente estamos en el buen camino de la afinidad, cuando percibimos una o varias causas que nos unen a las otras personas, y no entraré en qué tipo de causas o coincidencias, simplemente son “click moments” que nos atraen, nos unen.
Y te permiten desarrollar partes de uno mismo que hacen que conocerse mejor sea un objetivo más fácilmente conseguible.
En definitiva, la afinidad es un mecanismo de seguridad para la felicidad individual, a través, paradójicamente, de una o más personas. Buscar la afinidad con las personas y encontraréis la verdadera felicidad.