En los últimos años las estructuras empresariales no han evolucionado al mismo ritmo que los mercados. Éstos van mucho más rápidos y la falta de tiempo para formar a los trabajadores en estas nuevas situaciones hace que se cree un espacio entre empresas: proveedor y clientes, que no se rellena con el staff propio. El partnership es la solución.
“Necesito crecer. Tengo un producto o un servicio muy competitivo o único, pero no puedo estar comercializándolo, desarrollando la marca y además gestionar los clientes”. Esta es una de las típicas situaciones que se han encontrado mis clientes, aunque ya os puedo avanzar que para Romero éstos son ya “partners” y no meros clientes. ¿Por qué? Pues muy fácil. Para nosotros la relación con las personas es fundamental. Y el desarrollo de las empresas se está derivando hacia las relaciones personales, los contactos. Los cuales permiten acceder a personas importantes (en otros departamentos, en otras empresas, en otros mercados) y que permiten acelerar los procesos de obtención de respuestas para sus objetivos.
Pero cuidado, no confundamos lo que es un contacto que nos puede permitir acceder a una persona adecuada con lo que es un partner.
Lo primero es algo puntual, efímero, sin voluntad de continuar la relación. Pero lo segundo para nosotros es un compromiso, y eso son palabras mayores. El partnership ha permitido crecer y acelerar procesos de relación entre empresas que, uniendo sus fuerzas, han alcanzado hitos que difícilmente hubieran conseguido solos, además de reducir considerablemente los costes para hacerlo.
Elegir bien a los partners no es tarea fácil. Hay que pensar que la relación no es la misma que con un mero proveedor y cliente, al cual solo debes ver de muy vez en cuando o habitualmente, pero con una vinculación muy simple: dar y recibir servicios o productos y dar o recibir una cantidad económica por esa relación. Existen otros tipos de valores humanos que elevan esa relación a otro nivel. Compromiso, lealtad, transparencia, profesionalidad, protección, empatía, compartir… Cuantos más de estos atributos compartáis, la vinculación será más fuerte y fructuosa a medio y largo plazo. Y me ha gustado empezar por los valores humanos porque, si creéis que las sinergias empresariales son el motor del partnership, es que estáis muy equivocados. Ese es uno de los errores garrafales que se cometen por la ansiedad de acelerar procesos, sólo por reducir costes (los malditos costes) y creer que así todo irá más rápido. Elegir un partner para tomar un atajo nos expone a comprometernos con personas que un día nos han podido caer bien o porque para una actividad concreta nos fue bien la transacción correspondiente. Pero Partnertship es relación a largo plazo, y eso se cae cuando el presunto partner no es el más competitivo para otras operaciones, o simplemente nos dimos cuenta que el factor humano no correspondía para tanto compromiso, o bien que ¡el feeling se acabó!
Por el lado positivo, el partner ayuda y estimula a crecer. Pero no solamente a nivel corporativo, sino que también a nivel humano. Esa compenetración, feeling, chispa por sumar y no restar, permiten crear una atmósfera de proteccionismo grupal, y un positivismo muy recomendable.
La visión más amplia para con partners, permite a los que tenemos espíritu emprendedor y de negocios, ser más valientes, si cabe, y alcanzar metas más rápidas y con más posibilidades de éxito, la unión hace la fuerza.
El conocimiento compartido permite tomar de decisiones certeras, reducción de costes y sobretodo incrementar ingresos, siempre que se compartan los clientes y los otros partners de ambos. Mi experiencia con la política de partnership ha permitido a mi empresa crecer de manera exponencial, con una visión de 360º que nos ha generado un conocimiento empresarial, de mercados y sobretodo de personas que nos han demostrado que juntos es mucho mejor que cada uno por su lado. Para ello la empatía y la lealtad son los dos conceptos más importantes en el partnership. A partir de ellos, el resto solo es pensar, desarrollar, ejecutar e ilusionarse con el resultado.
¿Quién da más por menos?